No puedo...
Mi hija en sueños llamó a su madre, muy bajito. No abrió los ojos y casi fue un suspiro.
No pude evitar verme a mi mismo. No pude evitar la pena.
El lugar seguro y reconfortante de una palabra, dicha una y mil veces.
No puedo seguir.
¿Por qué cuando ya no están nuestros seres amados solo recordamos, con inseguridad, solo algunos flashes?
Yo recuerdo el último tiempo, cuando en un arranque de lucidez o de pérdida, giró angustiada y buscó a su hijo. Iba con ella, pero no sé si al de aquél entonces o al pequeño temeroso que llamaba a su mamá en un suspiro.
Ya no puedo seguir, pero es inevitable. Quebrado o perdido, no es opción desistir.
Algún día espero que nuestra hija nos recuerde, aun en tiempos de desesperanza, Inclusive cuando sus padres puedan estar perdidos en su mente. Que nos recuerde y que sobre todo, recuerde a su madre.
Siempre estaremos en los recuerdos. Y en los suspiros bajitos de una niña inocente.
Comentarios