BINARIOS

-Si me quieres, dímelo--sino, solo olvidame para siempre, antes que mi arrepentimiento me haga volver a decir cuanto significas para mi-

Inexorablemente, ella seguía mirando por la venta, como si nada le perturbase, como si el mundo se hubiese detenido para ella.
A cada metro que avanzaban solos en aquel vagón, más podía olerse en el aire el aroma de la despedida.

-Dímelo... y no calles, dímelo si es lo que sientes-

En su mas íntima percepción de la realidad, él solo esperaba que aquella mujer se lo dijese, para poder vivir y sentir por una vez lo que era la felicidad. Un microsegundo de luz, un poco de seguridad en aquel mundo tan hostil y lleno de tristeza. Mas ella, solo miraba el paisaje, como si no existiera nada más en el mundo que aquel remolino de imagenes en que se convertía la espesa realidad de allá afuera.

-... y si no, solo olvidame...-

No quería prestar atención a tan amargas palabras, pero inevitablemente sufría ante el desconsuelo de pensar que aquella mujer, con la cual, a la misma hora y en el mismo tren se encontraba siempre, le pudiera decir que era mas fácil el olvido que el amor.
Ni siquiera la miraba, concebía que tales palabras lo destruirían para siempre, perdiéndose en aquello que él mismo había dado pie para que sucediese... el olvido.
Ya casi no quedaba camino, se acercaba la hora de bajar... pero no recibía respuesta de la pétrea y fría belleza, que del asiento delante del suyo estaba ensimismada en sus propias preocupaciones.
Se acaba el tiempo, y también las esperanzas...

-dime que me quieres, sino solo olvidame para siempre, ya no quiero un mundo donde todo aquello que sienta me recuerde que alguna vez quice un pedazo de felicidad que no me correspondía-

El tren se detiene, y mientras avanza hacia la salida, la vida, pasa por delante en blanco y negro, una elección binaria que jamas se atrevió solucionar. Mientras caminaba hacia la salida, esas palabras que a cada momento, y en cada viaje se repetían en su mente, fantaseando con la posibilidad de decirlas alguna vez, ya sea por azar del destino o por mera casualidad, se perdieron... allí, en el mismo lugar donde habían nacido...

-dime que me quieres...-

Era el ultimo viaje, jamás la volvería a ver, allí sentada, mirando quien sabe dónde y a que tiempo... solo pensamientos, eso fueron aquellas palabras, y allí perecieron, en la mente, donde habían nacido.
Solo se lamentaba mirando el tren, y a ella aun frente a la ventana, el no poder haberle dicho nunca nada, mas que solo imaginarse lo que podría haber sucedido. Y como si esperase algo, se quedó frente a al puerta, hasta que esta cerró y el tren hecho a andar quien sabe donde...
En ese momento en que el final estaba consumado, en su mente y en su corazón, ella pareció despertar de su ensoñación girando su cabeza para mirar como se perdía la silueta de un hombre que sentado siempre en el mismo lugar, parecía que le quería decir algo, por la expresión de se rostro.
Más y más, cada vez más lejos avanzaba el tren, y la mujer solo miraba como se perdía en la inmensidad del día y en el tiempo inmutable, aquel hombre de chaqueta negra y expresión de necesidad.

Una lágrima corrió por su mejilla

-te quiero, tonto soñador- dijo y ya nada pudo detener su llanto.